Siempre hemos escuchado que estirar es bueno pero… ¿sabemos cuándo hay que realizarlos y cómo?
A menudo creemos saber realizarlos y muchas veces vemos que son mal ejecutados, a ello también sumamos la creencia de realizarlos de forma pasiva olvidándonos por completo de los estiramientos activos y dinámicos.
Los estiramientos pasivos han sido muy sobrevalorados respecto de los activos, estos pasivos llevados a cabo por ciertos métodos .Métodos que muchas veces cierran los ojos y hacen caso omiso al abuso de ciertas posiciones que dejan de respetar la mecánica natural provocando las temidas descompensaciones estructurales.
Lo primero que pensamos es en estirar nuestro musculo y en conseguir mayor flexibilidad siendo inconscientes de nuestro tejido conectivo (fascias, aponeurosis y ligamentos), siendo este último muchas veces el problema de nuestros acortamientos y de nuestras descompensaciones estructurales.
Los estiramientos aportan beneficios pero también ciertos riesgos cuando desconocemos la biomecánica de nuestro cuerpo.
¿Podríamos recordar en que momento del día hemos realizado algún estiramiento o gesto por necesitad de hacerlo?...
Tal vez al despertar, en el trabajo… muy pocas veces son llevados a cabo de forma involuntaria pues si la capacidad funcional de movilidad es buena no responde a una necesidad real pero… ¿y si realizamos algún deporte? , esta pregunta es la que muchos estudios y entrenadores nos planteamos día a día.
Sabemos que nuestras articulaciones están envueltas por ligamentos que a su vez aseguran la estabilidad articular pero una rigidez en exceso puede limitar el movimiento natural.
También nuestras aponeurosis zonas que son como capas blancas y que se encuentran en nuestros músculos son a la vez fibras no contráctiles, podemos encontrarlas de dos formas y dos funciones, unas que envuelven el musculo como una vaina y otras que prolongan la parte contráctil del musculo como una capa fibrosa que puede traccionarse.
Y qué decir de nuestras fascias… digamos y para entenderlo mucho más fácil… es como un traje de tul que llevamos puesto siempre y que muchas veces puede haber en él una pequeña arruga o un nudo provocando a su vez ciertos acortamientos y descompensaciones.
Así pues… estirar no es tan malo, pero siempre, ante la duda, pongámonos en manos de un experto monitor de Pilates y que nos asesore por nuestro bien antes de intentar realizar aquellos estiramientos de los que carecemos de información.
Como Trainer de Pilates y con años de experiencia en ayudar a que la gente mejore su corrección postural, puedo decirte que no hay que ser purista y dejemos que nuestro cuerpo pase por un periodo de adaptación, démosle tiempo y poco a poco nuestros estiramientos darán sus frutos , bien sean pasivos o activos …
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