Si hablamos de creencias, podemos afirmar que forman parte de nuestra cultura en general, y de nuestra vida en particular. Tengamos en cuenta que aquello que creemos es lo que aceptamos como verdad, o lo que es lo mismo, las creencias son las que dan significado a todo lo que sucede en nuestra vida. A través de nuestros padres, profesores, medios de comunicación, etc., vamos adquiriendo dichas creencias.
Numerosos estudios han demostrado que tenemos un impulso inconsciente que trabaja para comportarse consecuentemente con nuestras creencias, es decir, que nos comportamos de manera que podamos confirmar dichas creencias, de ahí que nos produzca tanta satisfacción aquello de “te lo dije”. Os pongo un ejemplo, imaginemos un deportista que desea participar en una competición para la cual no se ha preparado, sus padres y entrenador le dicen que es un error, que sin entrenar no va a conseguir ningún buen resultado. Después de un decepcionante resultado, tanto sus padres como su entrenador le dicen, “te lo dijimos”, con lo que se ha confirmado la creencia de que sin trabajo no hay resultados.
Si crees que compites mal cada vez que te enfrentas a un determinado rival, efectivamente competirás mal. Si crees que no puedes ganar el último hoyo, te las arreglarás para perder siempre en el último hoyo que disputes. ¡Así funcionan nuestras creencias!
Pero hay una buena noticia, las creencias no sólo nos limitan, otras creencias también nos potencian, lo que ocurre es que si aprendemos a detectar aquellas creencias que nos están limitando, podremos cambiarlas y transformarlas en potenciadoras.
Así que vamos por partes, ¿qué son las creencias limitantes? Aquellas que dificultan o impiden alcanzar un objetivo.
¿Cómo puedo identificarlas? Nadie ha dicho que sea sencillo, pero podemos entrenarnos para conseguirlo, para ello podemos hacernos una pregunta que nos será de gran ayuda: ¿qué te impide alcanzar tu objetivo?, tal vez tras esa imposibilidad para alcanzar nuestro objetivo, esté mediando o interfiriendo alguna creencia limitante.
Cualquiera de nosotros podemos tratar de derribar esa creencia, una vez identificada, mediante las siguientes preguntas:
- ¿Qué estoy intentando proteger con mi creencia?
- ¿Qué valores están relacionados con eso que deseo proteger?
- ¿Qué conductas estoy teniendo u omitiendo al tener esa creencia?
- ¿Qué conductas alternativas podría tener contraria a mi creencia?
- ¿Qué pasaría si lo llevara a cabo?
Os propongo un ejemplo/ejercicio para que podáis comprender mucho mejor a qué me refiero con el cambio de creencias:
- Escribe la creencia limitante de forma clara y precisa: “sólo conseguiré el éxito si trabajo muy duro”.
- Piensa en el diálogo interno que está alimentando esa creencia: “conseguir el éxito sin esfuerzo no es bueno”, “no merezco tener éxito tan fácilmente”.
- Observa el miedo que está reforzando esa creencia: “si consigo el éxito sin esfuerzo, seguramente me relajaré y empezaré a perder competiciones”.
- Trata de recordar experiencias que puedan haber contribuido o causado esta creencia limitante: “mi entrenador siempre me ha dicho que el trabajo duro es la llave del éxito y que la suerte sólo es para los mediocres”, “mis padres me han enseñado que todo en esta vida se consigue a base de mucho trabajo y esfuerzo”.
AHORA:
- Escribe qué es lo que hace que esta creencia limitante sea tan limitante: “si continuo con esta creencia, me pasaré la vida entrenando duro, sin permitirme un respiro aun cuando la suerte esté de mi lado”.
- Escribe qué es lo que hace que esta creencia limitante sea una idea ridícula: “no hay nada de malo en ganar a veces sin esfuerzo, lo único malo es pensar que siempre va a ser así y dejar de entrenar duro”.
AHORA INTRODUCE TU NUEVA CREENCIA:
- Escribe la creencia nueva que va a reemplazar a la limitante: “ganar sin esfuerzo a veces es posible”.
- ¿Qué clase de diálogo interno continuará en tu mente si mantienes esta creencia?: “ganar sin esfuerzo me da la posibilidad de poder dosificarme para reservar energía para otras competiciones más importantes, así tendré más posibilidades de conseguir el éxito”.
Este sería un ejemplo de cómo una creencia limitante puede convertirse en potenciadora, y ayudarnos en el camino hacia la consecución de nuestros objetivos. Repito, no es sencillo pero si practicamos y de verdad deseamos cambiar alguna de nuestras creencias, puede convertirse en un buen método para poder decidir en qué creer.
Tu conducta produce los resultados en tu vida y tu conducta viene determinada por tus creencias, por lo que si varías tus creencias cambiará tu conducta y, por lo tanto, podrás conseguir todo aquello que aún no has conseguido.